Hay quienes saltan de la cama y a otros los atrapan las sábanas. Unos se activan cuando cae el sol y otros se entregan a los brazos de Morfeo cuando sale la luna.
Cada persona es diferente y ese es el primer factor para resolver el dilema de cuál es la mejor hora para hacer ejercicio.
El ritmo circadiano, que es una de las variables que va a determinar cuándo una persona se siente mejor para salir a correr, montar bicicleta o sumergirse en un gimnasio, marca el funcionamiento de cada individuo y su capacidad de desempeñar diversas actividades en un momento del día.
Este ritmo biológico influye en la presión de la sangre, la temperatura corporal, el nivel de hormonas y la frecuencia cardiaca, elementos que influyen en la predisposición del cuerpo para hacer ejercicio.
"Va en relación con las fases de luz y oscuridad y con las características de cada persona. No se puede extrapolar de forma general ya que es individual", comentó a BBC Mundo el doctor Luis Franco Banfonte, secretario general de la Federación Española de Medicina Deportiva, FEMEDE.
En el campo de la ciencia y la medicina son muchos los estudios que defienden que los ejercicios en la mañana ofrecen más ventajas a las personas que aquellos que se realizan en la noche, pero hay un número similar de investigaciones alcanzaron una conclusión diferente.
AM, en favor de la mañana
El doctor Franco Banfonte explicó que "desde el punto de vista metabólico y fisiológico, como para tener un control del peso, es recomendable hacer ejercicio físico alejado de las horas de la comidas. El mejor momento en ese sentido es a primera hora de la mañana".
La actividad por la mañana también favorece a las personas a establecer una rutina y ser consistentes para hacer ejercicio con regularidad, así evitan de esta manera que surjan compromisos u obligaciones durante el día que releguen a los ejercicios en la lista de prioridades.
Se trata de una afirmación que cuenta con un respaldo científico, en particular en referencia a los ejercicios aeróbicos.
"Si uno hace ejercicios que requieren movilidad, como correr o montar bicicleta, se incrementan algunas hormonas o algunos neurotransmisores como las endorfinas que hacen que uno se sienta mejor, que esté con más vitalidad y más animado", dijo el doctor Franco Banfonte.
"Por tanto se afronta el día mucho mejor, no sólo desde el punto de vista psicológico sino también fisiológico".
En detrimento de los ejercicios matutinos está la baja temperatura corporal que registra el organismo, lo que aumenta el riesgo de lesiones y reduce la eficiencia de los ejercicios.
PM, en favor de la tarde
Lo que para la mañana es un hándicap, para la tarde o principio de la noche es una ventaja.
A esta hora la temperatura corporal y los niveles de hormonas alcanzan un nivel máximo, por lo que físicamente nuestro organismo se encuentra en el mejor momento para practicar deporte.
Esto permite que se pueda exigir más al cuerpo logrando mejores resultados tanto en resistencia como en masa muscular, según concluyó un estudio del Centro de Investigación Clínica de la Universidad de Chicago.
Los riesgos de lesiones también se reducen y el cuerpo responde positivamente tras estar activo durante varias horas.
"Hay personas que de forma natural se levantan muy bien por la mañana, están muy activos y que se va a dormir muy pronto. Hay otras personas que les cuesta activarse y que por las noches no encuentra el camino de irse a dormir. Soy del segundo tipo, me cuesta mucho hacer ejercicio a primera hora", reconoció el secretario general de FEMEDE.
Otro elemento que inclina la balanza hacia la noche lo mencionó Patrick Vargas, quien escribió a BBC Mundo desde Quito, Ecuador.
"En lo personal disfruto hacer los ejercicios en la noche ya que luego de un largo día de trabajo me relaja y voy a dormir tranquilo", dijo.
Su opinión es compartida por Juan Antonio Rodríguez Valle, quien comentó en nuestro sitio en Facebook que "las noches me desintoxican y me relajan, cuando duermo después de hacer ejercicios mis sueños son más imaginativos, creativos".
Sin embargo, el doctor Franco Banfonte advirtió que "a última hora de la noche, a partir de las nueve o diez, tampoco sería muy recomendable hacer ejercicio, sobretodo de alta intensidad, porque puede afectar al ritmo del sueño y retrasar la necesidad de dormir. Esto haría que al otro día se esté más cansado y fatigado".
Los deportistas profesionales no suelen tener este dilema ya que distribuyen sus sesiones de entrenamiento a lo largo del día, mientras que el punto en el que todos los estudios están de acuerdo es que lo positivo es hacer ejercicio, sin importar la hora del día, pero de una forma constante.
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