idea tradicional es que los hombres tienen mas deseo sexual que las mujers Está básicamente el hombre que es básicamente un animal que quiere sexo todo el tiempo y casi que con quien sea y la mujer que es todo lo contrario: hay convencerla porque su naturaleza es la de rechazar el sexo
Luego de muchos años de revolución sexual , en que las mujeres hemos ido poco a poco encontrando otros lugares desde donde vivir y disfrutar nuestra sexualidad, esto es cada vez menos así. Especialmente en las nuevas generaciones.
Parecería entonces que la cuestión de los problemas de falta de deseo estarían solucionados. Yo como hombre tengo ganas, vos como mujer tenés ganas, todo mundo sabe lo que le gusta, queremos experimentar y disfrutamos la sexualidad plenamente en individual y en pareja. Pues NO. Parece que no hay manera de ponernos de acuerdo. Ha incrementado gradual pero constantemente la cantidad de hombres, especialmente jóvenes, sin ganas de tener sexo. No, no solo en mi consultorio. Una encuesta en línea de 2013 realizada por el portal www.ukmedix.com encontró que tanto como el 62% de los hombres rechazaban el sexo más frecuentemente que sus parejas femeninas, y un tercio de ellos admitió que han perdido el impulso sexual.
La falta de deseo sexual masculina es la disfunción sexual que más afecta a las personas y las relaciones porque no sabemos lidiar con ella. Cuando una mujer deja de tener ganas, ella y su pareja lo comprenden como algo propio de su naturaleza, entonces tienen más probabilidades de no reaccionar de la peor manera al respecto y de buscar soluciones.
Sin embargo, cuando es el hombre el que pierde el deseo, las dos personas reaccionan de la peor manera. La mujer se lo toma personal, porque no puede ser que un hombre no tenga ganas, entonces seguro es ella (no lo satisfago, estoy gorda, no le gusto, me arruinó el embarazo, tiene otra, estoy vieja, necesito cirujía, etc). Los hombres, por su parte, tienen mucho (demasiado, diría yo) de su valor como personas, parejas y amantes ligado a su desempeño sexual y por tanto pierden identidad, valía y entran en crisis cuando son ellos los que se sienten presionados todo el tiempo por sus parejas. Esta combinación hace que los individuos se cierren, se distancien y las relaciones se erosionen profundamente, mucho más que cuando la “desganada” es la mujer
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