personas que lucen bien, pero en cuanto las conoces, solo quieres salir huyendo.
Miles de personas invierten diariamente tiempo y dinero en verse bien: compran ropa de marca, se cortan el pelo con un buen estilista o usan un perfume carísimo. Es verdad que a todos nos gusta vernos bien y preocuparnos de nuestra apariencia, pero el problema es que a veces estamos clavados en la forma y no en el fondo, y a veces, por enfocarnos solo en el exterior, dejamos de ponernos atención como seres humanos espirituales y conectados.
¿Te has fijado que existen personas que son sumamente atractivas a la vista pero que, en cuanto las conoces un poquito más, lo único que deseas es salir huyendo?
Esto sucede justamente porque, aunque nos veamos como estrellas de Hollywood por fuera, hemos descuidado algunos hábitos y comportamientos que, en lugar de apoyar nuestra imagen física, lo único que logran es convertirnos en personas menos atractivas hacia nosotros mismos y hacia los demás.
Aquí te comparto esos hábitos o actitudes que he observado en mí y en las personas que me rodean. Para que cheques si coinciden con algo que tú estés haciendo y, si puedes y quieres, le eches ganas para corregirlo. Total, lo único que puede pasar, es que ahora sí se te acerquen quienes quieres de tanta belleza que vas a derramar:
- Ser egocéntrico:
Hablar solo de ti, no poner atención a lo que otros tienen que decir. El síndrome de “Yo ya lo hice todo” y “Soy el único en el mundo”.
- Ser grosero e irrespetuoso:
Hablar mal de otros y usar adjetivos descalificadores para referirse a los demás.
- Creerte un juez:
Calificar de “bueno” o “malo”, “bonito” o “feo” lo que los demás hacen o cómo se ven, de acuerdo a tus estándares y conveniencia.
- Ser inseguro:
Te centras en lo que no tienes y no aprovechas o muestras los talentos que te hacen único.
- Ser cerrado:
Lo único válido son tus pensamientos y tu forma de ver la vida; invalidas o minimizas otras creencias o formas de expresión.
- Ser controlador:
Piensas que si no lo haces tú, “no está bien hecho”.
- No eres recíproco:
Solicitas ayuda, asistencia, que te escuchen, pero no ofreces lo mismo de vuelta.
- Te culpas o quejas todo el tiempo:
Por supuesto que tus amigos y personas cercanas te escucharán en aquellos días malos, pero si siempre estás quejándote o culpándote, acabarán por alejarse de ti.
- No te cuidas:
Aunque la apariencia física no es lo más importante, tampoco el descuido personal es atractivo ni para ti mismo ni para los demás.
- Eres deshonesto:
¿Hay algo que explicar aquí?
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